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sábado, 6 de noviembre de 2010

Morir de éxito

Las autoridades chilenas no pueden morir de éxito por la actuación realizada en el salvamento de los 33 mineros que desde el 5 de agosto han estado sepultados vivos en las profundidades del infierno. Por que en esos días siete mineros han fallecidos por accidente de trabajo en otras tantas minas del país, desgraciadamente esto no ha sido noticia ni el presidente de la Republica se presento en la boca de la mina a dar las condolencias a los familiares de los mismos. Además, teniendo en cuenta que fue la desesperada presión que ejercieron los familiares y compañeros de los mineros, lo que hizo que el gobierno desistiera de abandonar la búsqueda, cuando comenzaba a preparar a la opinión publica para que aceptara el desenlace fatal, morir de éxito sería engañar al mundo de la verdadera realidad del país.
La mina de San José es de tamaño medio llena de galerías antiguas e inestables, en ella se explota cobre y oro desde hace casi doscientos años. En el año 2003 el sindicato de la mina presentó una demanda judicial para detener la explotación, que no prosperó. En el 2004 el desprendimiento de una roca provocó la muerte de un obrero, fue entonces cuando se decretó la clausura temporal de la misma, pero los propietarios lograron su reapertura sin haber hecho las reparaciones oportunas, tuvo que morir de otro obrero en el 2007 para que nuevamente se decretara su cierre.
A pesar de todo los accidentes anteriores, la explotación volvió ha obtener los permisos para abrir a finales de mayo de 2008, ya que supuestamente se habían llevado a cabo las reparaciones correspondientes.

A principios de este año falleció otro obrero en accidente y pocos días antes del derrumbe que sepulto a los 33 mineros, otro accidente dejó a un minero sin una pierna. El sindicato trató en repetidas ocasiones que obligaran a los empresarios a tomar las medidas de seguridad, recurrieron incluso a los tribunales, pero sin éxito. Intentaron una entrevista con el Ministro de Minería. Este no los recibió y obtuvieron como respuesta que ese ministerio no estaba para preocuparse de la seguridad laboral, sino para garantizar el empleo.

¡Garantizar el empleo es lo que han hecho los dueños de la mina San José declarándose en quiebra para no pagar los sueldos de los 33 ni de los 345 mineros restantes...!.

La razón por la que ocurren hechos de esta naturaleza en Chile, no es otra, que el resultado de la instauración del neoliberalismo económico por la dictadura de Pinochet, que pone en manos de los grandes grupos económicos nacionales e internacionales la explotación de los grandes recursos naturales del país, la minería, el forestal y la pesca, al igual que los servicios del agua, telefonía, electricidad, sanidad y educación, cambiando la Constitución y las Leyes para perpetuar la privatización, que dejan a la clase trabajadora desprotegida de todos sus derechos laborales, trabajando en condiciones inhumanas y recibiendo sueldos de miseria.

No podemos olvidar que en Chile se implanta el Neoliberalismo económico, antes que fuera aplicado por la Sra. Thatcher y el Sr. Reagan.

Mientras todos los focos de los medios de comunicación nacionales e internacionales se concentran en el acontecimiento que ocurría en el Norte del país, en el Sur, dos HECHOS llaman la atención, pero NO a los medios de comunicación:

El Primero, la desastrosa gestión del gobierno con los damnificados por el terremoto de febrero pasado, que han tenido que pasar el invierno en tiendas de campaña, sin que el gobierno les ayude a resolver sus problemas de vivienda.

El Segundo, la huelga de hambre de 34 comuneros mapuches presos, iniciada el 12 de julio y que han mantenido por espacio de 89 días, se han jugado la vida para exigir no ser considerados terroristas por sus luchas reivindicativas en defensa de la propiedad de sus tierras ancestrales que han sido usurpadas por el estado y exigiendo respeto a su forma de vida y a su identidad cultural.

La Ley Antiterrorista
es la que se aplica a los mapuches para ser juzgados por tribunales militares. Otra de las reminiscencias de la dictadura, que los distintos gobiernos democráticos no se han atrevido a cambiar, quedándose el país pendiente que se inicie la verdadera transición hacia la DEMOCRACIA.

Omar Contreras
A Coruña, 25 de octubre de 2010

viernes, 8 de octubre de 2010

43 anos


Chile, ese país con vista al mar

Los méritos literarios de Isabel Allende están fuera de cualquier discusión, pero es necesario hacer algunas consideraciones respecto del premio nacional de literatura. En todos los países en los que se da este tipo de premios se supone que se trata de un reconocimiento a toda una vida dedicada a la escritura, en ningún caso se asimila el posible éxito de ventas de una escritora o escritor al potencial general de las exportaciones, sean estas de cobre o de papas fritas, porque esto es confundir el culo con las témporas. Tampoco se suele hacer del premio la polémica del año, pero en Chile, como el presente es -terremoto incluido- bastante sucio, se remplaza entonces con la actualidad burda y banal que llena las televisiones y casi todos los espacios permitidos.
De cara al mundo hay que tapar un hecho, ocultarlo, negar su existencia, porque los 32 mapuche que sostienen una prolongada huelga de hambre, con más que evidente peligro de sus vidas, es algo que ensucia la actualidad protagonizada por una especie de debate intelectual burdo y banal. Para la mayoría de los chilenos, sean estos escritores, escritoras, o gente dedicada al deporte de la chilenidad, los mapuche no existen, y si por casualidad se acepta que están ahí desde antes de la llegada de los europeos, es para considerarlos, o bien molestos en tanto no asumen su rol de decoración “étnica”, o gente del campo cuyo único futuro es proporcionar mano de obra barata. Mapuchitas para el servicio doméstico, aunque las peruanas son más baratas, o mapuchitos para servir de “hombrecitos” que saben de jardinería, gasfitería, capan gatos y entienden de yerbas silvestres.
Durante doscientos años se ha ocultado, ignorado, negado, un hecho que forma parte de nuestra historia más sucia, y ese hecho es el expolio, el robo, la usurpación de las tierras pertenecientes a ese gran conglomerado humano llamado pueblo mapuche.
Desde la declaración de una independencia dudosa y amañada por los primeros hijos y nietos de encomenderos -¿se puede celebrar esto?- hasta la recuperación de una democracia diseñada por el corset de la dictadura de Pinochet, los reclamos a toda luz justos de los mapuche han sido ignorados o relegados al carpetón de los problemas que se solucionan con el tiempo, es decir hasta cuando desaparezcan como pueblo, como nación, como etnia, como parte del todo cultural americano.
Incluso durante los mil días del gobierno de Allende apenas se rasguñó el problema aplicando los beneficios de una reforma agraria que ignoró el sentir cultural de los mapuche, que omitió su especial relación con la tierra, con el hábitat imprescindible para la Gente de la Tierra.
A veces siento asco cuando, luego de unas rondas de pisco sour, rubiecitas y rubiecitos de todas las edades y pelajes sociales, manifiestan su orgullo de llevar algunas gotas de sangre mapuche en las venas. Entonces, “hay que llevar a este escritor, oye”, me invitan a su parcela o fundo en la región de la Araucanía, para que vea a los mapuche y esas cosas tan lindas que hacen en los telares. Si hay suerte -agregan- es posible que haya alguno tocando la trutruca.
Una huelga de hambre sostenida por más de una semana ocasiona alteraciones peligrosas en el organismo. Resulta evidente que una huelga de hambre mantenida por más de un mes lesiona de manera irrecuperable. Las alteraciones de ritmo cardíaco, de presión, aceleran la cercanía de la muerte, pero de la muerte de unos mapuche, de unos hombres y mujeres sobrevivientes de la Pacificación de la Araucanía –son muy porfiados estos mapuche -agregan- que se niegan a aceptar pasivos el final de su vida como pueblo despojado de una tierra sin la cual no saben, no pueden ni quieren vivir.
En el desierto de Atacama hay 33 mineros atrapados bajo una montaña. Son hombres valerosos que no deberían estar bajo toneladas de rocas si la empresa minera hubiera cumplido con las normas internacionales de seguridad laboral, que estarían con sus familias si en Chile la exigencia de cumplir con las normas no fuera considerada un atentado a la libertad de mercado. Esos mineros y la posibilidad legal -porque las leyes las hacen los patrones para beneficio de ellos mismos- de que la empresa no les pague los días que llevan sepultados, los días que permanecerán sepultados hasta que los rescaten, es parte del presente sucio de Chile, un presente inalterable desde el día en que la dictadura entregó al país a los caprichos del mercado, de ese mercado generador de fortunas dudosas como la del actual presidente. Y ese presente también ha sido ocultado, negado, o ignorado por todos los que han gobernado para mayor poder y gloria del mercado.
Da asco la epidemia de patrioterío burdo y banal que ha generado la tragedia minera. Da asco ver a sujetos como Leonardo Farkas, ese millonario de bronceado eterno made in Miami, de ricitos y porvenir político al estilo de Berlusconi o Piñera, regalando cinco millones de pesos a cada familia de los mineros atrapados, “sin intenciones políticas”, evidentemente. Cuando esos mineros sean rescatados -y deben ser rescatados cueste lo que cueste- , si a alguno de ellos se le ocurre insistir en un compromiso estatal que vele por la seguridad del trabajo, ¿le aplicarán la legislación anti terrorista?
Los mineros de Atacama, tal como el premio nacional de literatura, son parte de esa actualidad que tapa, oculta, niega, el presente más sucio, y ese es el largo presente de los mapuche.
Treinta y dos hombres del sur están en peligro de muerte porque piden la libertad de los prisioneros políticos de una democracia vigilada por los intereses de mercado. Piden el beneficio legal consagrado en un Estado de Derecho, piden que se les deje de aplicar la odiosa legislación anti terrorista que elimina la presunción de inocencia, y permite acusaciones de testigos encapuchados, juicios a puerta cerrada, tinieblas pseudo legales que los condenan a una toma de posturas radicales –y eso es lo que busca el Estado chileno- que justifique el exterminio, la “solución final” del problema mapuche.
En Chile, ese extraño país con vista al mar y atendido por su dueño, la actualidad inventada se come al presente cargado de suciedad e ignominia. Ahora, la actualidad serán los fastos del bicentenario, se babeará chilenidad en las fondas, hasta la mierda olerá a patriotismo, el bárbaro lema nacional “por la razón o la fuerza” será el himno aglutinador de millones de analfabetos sociales, y el en sur, en el profundo sur, los mapuche, la Gente de la Tierra, continuará su justa lucha negada, ignorada, oculta, reprimida, falseada por los paladines de la chilenidad que, según ellos, “llevan con orgullo gotas de sangre mapuche en las venas“.
Esos 32 mapuche que se juegan la vida en cárceles del sur, son la gente a la que cantó Ercilla cuando escribió sobre la tierra austral:
“la gente que la habita es tan altiva
tan soberbia, gallarda y belicosa
que no ha sido por rey jamás vencida
ni a extranjero dominio sometida”.

Luis Sepúlveda
Gijón, 3 de septiembre de 23010

miércoles, 6 de octubre de 2010

Comunicado das FARC

Gloria eterna al comandante Jorge Briceño, héroe del pueblo en su resistencia contra el opresor
Con profundo dolor, con el puño cerrado y el pecho oprimido de sentimiento, informamos a nuestro pueblo colombiano y hermanos latinoamericanos, que el comandante Jorge Briceño, nuestro bravo, altivo y héroe de mil batallas, comandante desde las épocas gloriosas de la fundación de las FARC-EP, ha caído, en su puesto de combate, al lado de sus hombres y al frente de sus responsabilidades revolucionarias, como resultado de un cobarde bombardeo al estilo de las blitzkrieg del ejército Nazi. Junto a él cayeron otros 9 camaradas a quienes también rendimos nuestro sentido homenaje.
Ha dejado de existir un hombre excepcional, de singulares virtudes personales, gran amigo y Camarada de extraordinario talento organizativo y militar. Un revolucionario ejemplar que dedicó por entero su vida a la causa de los humildes, maestro, preceptor y conductor de guerrilleros revolucionarios. Combatiente indoblegable, que durante más de cuatro décadas hizo morder el polvo de la derrota al ejército de los falsos positivos, aliado de los paramilitares, vasallo del imperio yanqui y enemigo jurado de los cambios sociales y de nuestro pueblo.
No nos quejamos. Como revolucionarios somos conscientes de los riesgos de una lucha como la que enfrentamos, obligados por las circunstancias, contra un enemigo implacable, en el tránsito por alcanzar la paz democrática con justicia social.
Nuestro compromiso con el cambio social y la Nueva Colombia no se doblega por los golpes que podamos sufrir en la lucha por conquistarla o por la caída en combate de nuestras unidades, que aunque nos duelen profundamente, también nos comprometen y estimulan a continuar adelante con mayor ahínco como homenaje a su memoria, a sus enseñanzas, a su ejemplo heroico, a su entrega y sacrificio.
Desde muy joven, "el Mono", como fraternalmente le llamábamos, abrazó la lucha revolucionaria. Siendo un campesino adolescente se vio envuelto en la vorágine de la violencia oligárquica contra el pueblo, que devino después del asesinato de Gaitán en 1948.
Desde 1968, empuñó las armas en defensa de su vida y de su pueblo. Aguerrido y audaz combatiente de primera línea durante toda su vida, fue, con Manuel Marulanda Vélez, Jacobo Arenas, Efraín Guzmán y una pléyade de revolucionarios, insigne constructor de las FARC-EP, por lo que siempre lo llevaremos en nuestro corazón al lado de ellos y de Jacobo Prías Alape, Isaías Pardo, Hernando González Acosta, Raúl Reyes, Iván Ríos y tantos otros que han ofrendado su vida en el altar de la patria por la liberación de nuestro pueblo de la opresión militarista y oligárquica, por una Colombia democrática con dignidad, paz y justicia social.
Pasado el tiempo, se borrarán y olvidarán todas las calumnias, comparaciones e infamias difundidas sobre él, por sus enemigos de clase, por los gacetilleros y pirañas informativas al servicio de la desinformación y la guerra mediática, y será recordado eternamente por su pueblo, por los revolucionarios y los guerrilleros, como uno de sus más resueltos y firmes representantes, ejemplo de lealtad al ideario bolivariano, dignidad, transparencia, espíritu de sacrificio y valor a toda prueba.
En instantes como el actual, con profunda emoción y plenas convicciones, el Secretariado, El Estado Mayor y la guerrillerada reiteramos nuestra fidelidad a la causa de las FARC - EP, firmeza con sus principios revolucionarios y bolivarianos de independencia, justicia, dignidad y cambio social, banderas que jamás arriaremos!
Informamos que el Comandante Pastor Alape, es nuevo integrante pleno del Secretariado del Estado Mayor Central. También que el Bloque Oriental de las FARC - EP se llamará a partir de la hoy "Bloque Comandante Jorge Briceño" que continuará el desarrollo de sus planes bajo el mando del Comandante Mauricio Jaramillo.
Una vez más, como desde hace 45 años lo hemos manifestado, reiteramos nuestra disposición a buscar la solución política del conflicto que logre abrir caminos de convivencia atacando y superando las causas que lo generan. Pero, en el entendido que iniciar un dialogo no puede condicionarse a unas exigencias unilaterales y a unos inamovibles, que como la historia reciente lo evidencia, todo lo que logran es dificultar cualquier intento de acercamiento.
A los combatientes revolucionarios del país los convocamos a redoblar la lucha y los esfuerzos por los objetivos de la libertad y los cambios. Los desesperados y mentirosos llamamientos de la oligarquía a abandonar nuestras convicciones, decisiones e ilusiones, solo pretenden llevar un mensaje de desesperanza a nuestro pueblo, que siente en las banderas de lucha guerrillera revolucionaria la posibilidad real de un futuro amanecer que lo reivindique y colme sus aspiraciones.
¡Gloria eterna a los héroes caídos en la resistencia al opresor!
¡Gloria eterna a todos los combatientes que han entregado su vida por la
causa de la liberación de nuestro pueblo!
¡Comandante Jorge Briceño, héroe de la Libertad, la Nueva Colombia, la Patria Grande y el socialismo: Presente, hasta siempre!
Secretariado de las FARC-EP
Montañas de Colombia, Septiembre 25 de 2010

miércoles, 15 de septiembre de 2010

Manifesto fronte ao bicentenario estatal chileno

BICENTENARIO: MUCHO POR CAMBIAR, TODO PARA TRANSFORMAR
En este último tiempo hemos presenciado a diversas instancias de la estructura pública del estado chileno, como también de sectores privados, entremezclados, haciendo fervientes llamados para festejar con alegría y a ciegas lo que han llamado bicentenario, bajo preceptos ultra nacionalistas, sin un mínimo de consideración y respeto a otras verdades y realidades de estas tierras, que tienen argumentos de sobra para sentirse distantes y disidentes a esta celebración uniforme y homogenizante que se intenta imponer.
Chile es un País Plural, con diversidad de historias, de orígenes, de aconteceres, de propuestas, de visiones, por ello, que se promueva un festejo sin atender esa diversidad, hacerlo sin ningún tipo de críticas ni observaciones, es empapelar a un País con propaganda barata, engañosa, de un consumismo desechable, exacerbado y aniquilador. Es a su vez, imponer ideologías totalitaristas, absolutistas, fundamentalistas. Es respaldar, promover y reproducir al presente esa violencia estructural e institucionalizada del estado chileno ejercida en su devenir.
La celebración que desde el poder se promueve de 200 años es para festejar a un estado patriarcal, genocida, explotador, colonialista, unicentrista, etnocentrista, capitalista mercantil, antidemocrático, oligárquico, policial, lo que para nada es el reflejo verdadero de los Pueblos que conviven en este País llamado Chile, quienes en su gran mayoría han tenido que soportar el fomento de las desigualdades sociales, exclusión, avasallamiento, discriminación y racismo.
Llamar a festejar así, estableciendo la relación que Un Estado es igual a Una Nación, la chilena, es anclarse a doctrinas arcaicas y violentistas y es a su vez negar la pre existencia en miles de años de los Pueblos originarios en este País, ocultando las invasiones, los despojos territoriales y las violaciones de derechos cometidos por el estado, con crímenes de lesa humanidad.
Por ello, No podemos olvidar que hay un territorio ancestral transfronterizo llamado WALLMAPU, territorio del Pueblo Mapuche extendido de Mar a Mar (en el cono sur de América), territorio que hasta fines del siglo 19, hace tan solo 129 años, fue libre y soberano, con organización propia, invadido bélicamente de manera simultánea y coordinada por agentes militares del estado chileno y argentino, con masacres y genocidios, causando progresivamente el reduccionismo, el desplazamiento forzado y el empobrecimiento, hechos que en el presente se reclaman por justicia y en vez que se restituyan derechos, el estado ha optado por reprimir y criminalizar toda demanda y protesta a estas razones, existiendo miles de Mapuches judicializados y cientos de personas violentadas.
Festejar como se promueve, es también olvidarse de los Pueblos australes como el Selkman y kawashkar, víctimas de un atroz genocidio, de exterminio físico casi por completo, acciones promovidas por el estado chileno desde fines del siglo 19 e inicios del siglo 20, causado principalmente por colonos traídos bajo políticas estatales que buscaban la eliminación de la población originaria.
Del mismo modo, consideramos que No es posible dejar de lado la visión y cosmovisión ancestral basada en el Buen vivir, en la relación integral y de respeto entre seres, con los diversos elementos de la naturaleza y con el cosmos, filosofía de vida que toma cada día más sentido y vigencia frente a un modelo instalado en el seno del estado chileno basado en la destrucción, depredación, depravación, bajo los cimientos del capital, la sobre explotación , el materialismo, y que ha traído daños enormes a la salud mental, física, espiritual y social de muchas familias, siendo las más vulnerables mujeres y niños.
En estas fechas, dimensionamos que una gran cantidad de integrantes de los Pueblos que coexisten en Chile, principalmente popular chileno, aprovecharán estos días para desprenderse del yugo explotador, para recrearse fuera de los abusos y los atropellos, para compartir, para reencontrarse con los seres queridos e incluso recrear institucionalidades sociales propias del mundo rural chileno como la chingana, esa de un Chile más profundo que es mucho más que la de un estado controlado por oligarquías violentistas. A ellos, a ellas, les decimos en estos momentos con absoluto respecto, que miren más allá del consumismo y las ofertas que les presentan, que vean por sobre toda esa simbología hueca que les presentan y que aprovechen estos momentos de esparcimiento para reflexionar sobre lo que realmente ocurre en nuestro entorno y preguntarnos ¿Representa realmente este estado a los Pueblos de Chile? ¿Se respetan nuestros derechos a decidir libremente el cómo queremos vivir? ¿Es esto lo que queremos, necesitamos y pretendemos heredar?
Ciertamente que en estas fechas se instrumentaliza el sentido de los Pueblos, sin ningún criterio sobre lo que realmente hay detrás de este llamado a celebrar, pero también estamos seguros que somos muchas y muchos los que estamos despiertos(as), desde la diversidad de Pueblos conscientes, anhelando, abogando y actuando con decisión para las debidas transformaciones de manera abierta, limpia y transparente. Estamos seguros que somos muchos y muchas quienes construimos cotidianamente un Chile Plural, que respete la diversidad, los derechos, la libredeterminación de los Pueblos, el diálogo y la justicia frente a tanto agravio y actos sanguinarios causados y encabezados por ciertas oligarquías, por y a nombre del estado y de falsas patrias.
Hacemos un ferviente llamado a todos los sectores que se asumen como democráticos, a todo aquel que cree en la igualdad y en el respecto y defensa de los Derechos Humanos, a no ser parte de los actos públicos de bicentenario promovidos por ciertos sectores que no creen en el diálogo ni la participación democrática, que buscan embaucar e imponer por la fuerza celebraciones inverosímiles. Este llamado se hace, principalmente en atención y consideración a la crítica situación humanitaria que enfrentan numerosos presos políticos Mapuches en huelga de hambre en diferentes cárceles del centro sur de Chile.
Asimismo, a través de este manifiesto, conminamos a quienes dicen representar los intereses de la ciudadanía en sus diversas expresiones, a poner fin a la negación y exclusión de estas realidades indicadas anteriormente, a asumir el rol que les corresponde para poner fin a la violencia y racismo institucionalizado, terminar con las prácticas de sistemáticas violaciones de Derechos Humanos, como asimismo, para proteger efectivamente el medio ambiente, no avalando actividades industriales neo coloniales, destructivas y contaminantes que tanto daño vienen haciendo.
En este llamado Bicentenario levantamos nuestras voces para seguir avanzando por los caminos que abren a nuevas realidades, a nuevas propuestas de vida y comencemos a celebrar cada acto de justicia que se obtenga.
En este llamado Bicentenario decimos: MUCHO POR CAMBIAR, TODO PARA TRANSFORMAR.

Colectivo Informativo Mapuexpress – www.mapuexpress.net

Corporación Urracas de Temuco

Hogar y Centro Cultural Mapuche We Liwen

Parlamento Mapuche Koz Koz - Koyagtun

Organización Salvemos Cobquecura

Casa de Arte Mapuche

Observatorio Latinoamericano de Conflictos Ambientales – OLCA

Gvbam Logko Pikun Wiji Mapu (Consejo De Logko)

Corporación de Mujeres Mapuche "Aukiñko Zomo"

Coordinación de Comunidades Mapuches en Conflictos socio Ambientales – Región de la Araucanía

Grupo de Trabajo Por Derechos Colectivos

sábado, 11 de septiembre de 2010

Compatriotas: es posible que silencien las radios, y me despido de ustedes. En estos momentos pasan los aviones. Es posible que nos acribillen. Pero que sepan que aquí estamos, por lo menos con este ejemplo, para señalar que en este país hay hombres que saben cumplir con las obligaciones que tienen. Yo lo haré por mandato del pueblo y por la voluntad consciente de un presidente que tiene la dignidad del cargo...Quizás sea ésta la última oportunidad en que me pueda dirigir a ustedes. La Fuerza Aérea ha bombardeado las torres de Radio Portales y Radio Corporación. Mis palabras no tienen amargura, sino decepción, y serán ellas el castigo moral para los que han traicionado el juramento que hicieron. Soldados de Chile, comandantes en jefe y titulares... al almirante Merino... ... El general Mendoza, general rastrero que sólo ayer manifestara su solidaridad y lealtad al gobierno, también se ha denominado director general de Carabineros.
Ante estos hechos sólo me cabe decirle a los trabajadores: yo no voy a renunciar. Colocado en un tránsito histórico, pagaré con mi vida la lealtad del pueblo. Y les digo que tengo la certeza que la semilla que entregáramos a la conciencia digna de miles y miles de chilenos, no podrá ser segada definitivamente. Tienen la fuerza, podrán avasallarnos, pero no se detienen los procesos sociales ni con el crimen, ni con la fuerza. La historia es nuestra y la hacen los pueblos.
Trabajadores de mi patria: quiero agradecerles la lealtad que siempre tuvieron, la confianza que depositaron en un hombre que sólo fue intérprete de grandes anhelos de justicia, que empeñó su palabra en que respetaría la Constitución y la ley, y así lo hizo. Es este momento definitivo, el último en que yo pueda dirigirme a ustedes, espero que aprovechen la lección. El capital foráneo, el imperialismo, unido a la reacción, creó el clima para que las Fuerzas Armadas rompieran su tradición: la que les señaló Schneider y que reafirmara el comandante Araya, víctima del mismo sector social que hoy estará en sus casas esperando con mano ajena conquistar el poder para seguir defendiendo sus granujerías y sus privilegios.
Me dirijo, sobre todo, a la modesta mujer de nuestra tierra: a la campesina que creyó en nosotros, a la obrera que trabajó más, a la madre que supo de su preocupación por los niños. Me dirijo a los profesionales de la patria, a los profesionales patriotas, a los que hace días están trabajando contra la sedición auspiciada por los colegios profesionales, colegios de clase para defender también las ventajas de sociedad capitalista. Me dirijo a la juventud a aquellos que cantaron y entregaron su alegría y su espíritu de lucha; me dirijo al hombre de Chile, al obrero, al campesino, al intelectual, a aquellos que serán perseguidos porque en nuestro país el fascismo ya estuvo hace muchas horas presente en los atentados terroristas, volando puentes, cortando las vías férreas, destruyendo los oleoductos y los gasoductos frente al silencio de los tenían la obligación proceder... La historia juzgará.
Seguramente Radio Magallanes será acallada y el metal tranquilo de mi voz no llegará a ustedes. No importa me seguirán oyendo. Siempre estaré junto a ustedes, por lo menos mi recuerdo será el de un hombre digno que fue leal con la patria. El pueblo debe defenderse, pero no sacrificarse. El pueblo no debe dejarse arrasar ni acribillar, pero tampoco puede humillarse.
Trabajadores de mi patria: tengo fe en Chile y su destino. Superarán otros hombres el momento gris y amargo, donde la traición pretende imponerse. Sigan ustedes sabiendo que, mucho más temprano que tarde, se abrirán las grandes alamedas por donde pase el hombre libre, para construir una sociedad mejor.
¡Viva Chile, viva el pueblo, vivan los trabajadores!
Estas son mis últimas palabras, teniendo la certeza de que el sacrificio no será en vano. Tengo la certeza de que, por lo menos, habrá una sanción moral que castigará la felonía, la cobardía y la traición.
SALVADOR ALLENDE
Santiago de Chile, 11 de septiembre de 1973

Chile 1973: Os catro asasinos

Cesar Mendoza, Toribio Merino, Augusto Pinochet y Gustavo Leigh.

viernes, 25 de junio de 2010

28 de xuño: Solidariedade con Honduras

O COSAL Coruña está a organizar xunto a outras organizacións sociais actos de solidariedade co pobo Hondureño con motivo do aniversario do golpe neste país o próximo 28 de xuño.
Gustaríanos contar coa vosa presenza na estrea deste documental que se presentará tamén o día 28 en Honduras.

PROXECCIÓN E COLOQUIO DO DOCUMENTAL
¿QUIEN DIJO MIEDO?: Honduras de un golpe
Coa participación de Francesca Randazzo, integrante da resistencia hondureña
Lun 28 de xuño, ás 19:30 horas, Galería Sargadelos, Rúa Real 56. A Coruña

martes, 1 de junio de 2010

O COSAL Coruña con Palestina

Galiza por Palestina convoca hoxe, 1º de xuño, ás 20'30 horas, en toda Galicia, concentracións de protesta contra o ataque asasino que os sionistas perpetraron contra os barcos que transportaban axuda humanitaria para Gaza. Abertas a todos aqueles que condenen a barbarie israelí e queran esixir medidas contundentes contra os asasinos, as concentracións realizaranse diante da casa do concello de cada vila, salvo naqueles ligares onde exista unha convocatoria unitaria previa. As convocatorias ata o momento son:
A Coruña: No Obelisco.
Santiago de Compostela: Praza do Toural.
Ferrol: Diante do edificio da Xunta de Galicia.
Pontevedra: Praza da Peregrina.
Vigo: No MARCO.
Lugo: Praza Maior.
Por favor, acudide e difundideo. Atte.: Galiza por Palestina.

domingo, 9 de mayo de 2010

Bases militares estadounidenses en Colombia
El País
El acuerdo firmado el pasado 30 de octubre entre los Gobiernos de Colombia y Estados Unidos, para permitir la presencia de tropas y el estacionamiento de aeronaves de guerra norteamericanas en siete bases estratégicas colombianas, tendrá unas graves implicaciones en la determinación de la futura política exterior colombiana apenas comparables a las que resultaron cuando, a comienzos del siglo XIX, el país perdió el istmo de Panamá.
En los documentos internos del Pentágono de enero de este año, antes de existir cualquier negociación con Colombia, ya aparecían señaladas las bases como parte de la estrategia de "aseguramiento estratégico" de los Estados Unidos en el hemisferio suramericano.
Pasado el 11 de septiembre, los Estados Unidos resolvieron comenzar a levantar sus 800 bases en el mundo y construir un nuevo tipo de ellas, las denominadas "bases expedicionarias", que les permitieran vigilar, desde corredores geográficos determinados, a través de distintos sitios de abastecimiento, distintas aéreas del mundo.
Los nuevos enclaves militares norteamericanos en Colombia y, más concretamente, la base de Palanquero, localizada en el corazón del país y considerada la fortaleza emblemática de nuestra Fuerza Aérea, cumplirá este objetivo de aseguramiento estratégico de Suramérica y la costa occidental de África a través de la isla de Ascensión, cercana a la ciudad de Recife en Brasil.
Aunque los cancilleres de los países firmantes del acuerdo han insistido en que las bases solamente reforzarán la lucha de Colombia contra el narcotráfico y el terrorismo, está claro que por el tipo de equipos que vendrán a ellas como aviones C-17, que cargan hasta 70 toneladas de material bélico, aviones Orion dedicados al espionaje electrónico, los poderosos aviones Awad, verdaderas plataformas volantes de inteligencia y los Boeing 707, los nuevos equipos no serán para transporte masivo de narcotraficantes, fumigación aérea de cultivos ilícitos o localización de terroristas en las selvas amazónicas.
Así lo han intuido los países del hemisferio que, reunidos varias veces en UNASUR, bajo el liderazgo de Brasil, han expresado su preocupación por esta peligrosa presencia norteamericana en la región. Ni siquiera las múltiples visitas de altos funcionarios del Departamento de Estado ni las cartas personales de Hillary Clinton a los mandatarios regionales han logrado atenuar la convicción que existe de que las nuevas bases no lanzarán operaciones en la zona. Y no es para menos.
Con excepción de las bases de Howard en Panamá y la de Manta en Ecuador, que acaba de ser levantada, nunca habían existido, hasta hoy, bases militares norteamericanas en Suramérica. Lo cual explica por qué el acuerdo firmado le hace daño no solamente a Colombia, sino al propio Gobierno de Obama que, con esta decisión, manda una señal equivocada, digamos "tradicional" para ser benignos, respecto al todavía esperado replanteamiento de sus relaciones con Latinoamérica.
Lo único más grave que los acuerdos ha sido la forma como se ha manejado la información sobre ellos, de manera casi clandestina, a escondidas de la opinión pública y sin la participación de los Congresos de los dos países. El de Colombia, inclusive, desconoció la recomendación que le hizo el Consejo de Estado -organismo asesor, según la Constitución, del poder Ejecutivo-, que le aconsejó, dada la trascendencia del tema, llevarlo a la discusión del Congreso de Colombia y someterlo después al análisis de la Corte Constitucional.
La mayoría de los medios colombianos, por su parte, han mantenido el asunto, de manera inexplicable, dentro de una especie de campana neumática, haciéndole indirectamente el juego al Gobierno del presidente Uribe, quien ordenó firmar el peligroso instrumento la madrugada del pasado 30 de octubre con la lánguida presencia del embajador de Estados Unidos como representante de su contraparte y los ministros colombianos responsables del tema.
El Senado colombiano, que estaría obligado a autorizar esta presencia de naves militares y tropas extranjeras, y el propio Congreso, que tendría que convertir en ley este acuerdo que nos compromete con una política hegemónica propia de los tiempos de la guerra fría, no han dicho, oficialmente, ni esta boca es mía. Y aunque en una primera etapa lo previsible es que los países del área guarden una prudente espera, es fácil prever lo que sucederá cuando desde las nuevas bases se empiecen a lanzar -como se hará porque para eso fueron establecidas- operaciones especiales de vigilancia electrónica sobre Suramérica.
Finalmente, no puede descartarse que las FARC aprovechen esta inoportuna presencia para comprometer militarmente a los Estados Unidos en la guerra colombiana, lo cual terminaría de complicar el efecto de internacionalización del conflicto interno colombiano que ha conseguido el presidente Uribe con esta decisión que no solamente compromete el futuro de la política exterior de Colombia, sino que ya tiene enredadas nuestras relaciones con Venezuela, Ecuador, Cuba, Nicaragua y Bolivia.

Ernesto Samper
12 de novembro do 2009


Cercando a Venezuela


Tomado de Le Monde Diplomatique. Edición española. Numero 171.

La llegada al poder, en Venezuela, del Presidente Hugo Chávez el 2 de febrero de 1999 coincidió con un acontecimiento militar traumático para Estados Unidos: la clausura de su principal instalación militar en la región, la base Howard, situada en Panamá, cerrada en virtud de los Tratados Torrijos-Carter (1977).
En sustitución, el Pentágono eligió cuatro localidades para controlar la región: Manta en Ecuador, Comalapa en El Salvador y las islas de Aruba y Curazao (de soberanía holandesa). A sus -por decirlo así- ‘tradicionales' misiones de espionaje, añadió nuevos cometidos oficiales a estas bases (vigilar el narcotráfico y combatir la inmigración clandestina hacia Estados Unidos), y otras tareas encubiertas: luchar contra los insurgentes colombianos; controlar los flujos de petróleo y minerales, los recursos en agua dulce y la biodiversidad. Pero desde el principio sus principales objetivos fueron: vigilar Venezuela y desestabilizar la Revolución Bolivariana.
Después de los atentados del 11 de septiembre de 2001, el Secretario norteamericano de Defensa, Donald Rumsfeld, definió una nueva doctrina militar para enfrentar al "terrorismo internacional". Modificó la estrategia de despliegue exterior, fundada en la existencia de enormes bases dotadas de numeroso personal. Y decidió reemplazar esas megabases por un número mucho más elevado de Foreign Operating Location (FOL, Sitio Operacional Preposicionado) y de Cooperative Security Locations (CSL, Sitio Compartido de Seguridad) con poco personal militar pero equipado con tecnologías ultramodernas de detección.
Resultado: en poco tiempo, la cantidad de instalaciones militares estadounidenses en el extranjero se multiplicó, alcanzando la insólita suma de 865 bases de tipo FOL o CSL desplegadas en 46 países. Jamás en la historia, una potencia multiplicó de tal modo sus puestos militares de control para implantarse a través del planeta.
En América Latina, el redespliegue de bases ya permitió que la de Manta (Ecuador) colaborase en el fallido golpe de Estado del 11 de abril de 2002 contra el Presidente Chávez. A partir de entonces, una campaña mediática dirigida por Washington empieza a difundir falsas informaciones sobre la pretendida presencia en ese país de células de organizaciones como Hamás, Hezbolá y hasta Al Qaeda.
Con el pretexto de vigilar tales movimientos, y en represalia contra el gobierno de Caracas que puso fin, en mayo de 2004, a medio siglo de presencia militar estadounidense en Venezuela, el Pentágono amplia el uso de sus bases militares en las islas de Aruba y Curazao, situadas muy cerca de las costas venezolanas, donde últimamente se han incrementado las visitas de buques de guerra estadounidenses.
Lo cual ha sido recientemente denunciado por el Presidente Chávez: "Es bueno que Europa sepa que el imperio norteamericano está armando hasta los dientes, llenando de aviones de guerra y de barcos de guerra las islas de Aruba y Curazao. (...) Estoy acusando al Reino de los Países Bajos de estar preparando, junto al imperio yanqui, una agresión contra Venezuela" (1).
En 2006, se empieza a hablar en Caracas de "socialismo del siglo XXI", nace la Alianza Bolivariana para las Américas (ALBA) y Hugo Chávez es reelegido presidente. Washington reacciona imponiendo un embargo sobre la venta de armas a Venezuela, bajo el pretexto de que Caracas "no colabora suficientemente en la guerra contra el terrorismo". Los aviones F-16 de las fuerzas aéreas venezolanas se quedan sin piezas de recambio. Ante esa situación, las autoridades venezolanas establecen un acuerdo con Rusia para dotar a su fuerza aerea de aviones Sukhoi. Washington denuncia un presunto "rearmamento masivo" de Venezuela, omitiendo recordar que los principales presupuestos militares de América Latina son los de Brasil, Colombia y Chile. Y que, cada año, Colombia recibe una ayuda militar estadounidense de 630 millones de dólares (unos 420 millones de euros).
A partir de ahí, las cosas se aceleran. El 1 de marzo de 2008, ayudadas por la base de Manta, las fuerzas colombianas atacan un campamento de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) situado en el interior del territorio de Ecuador. Quito, en represalia, decide no renovar el acuerdo sobre la base de Manta que vence en noviembre de 2009. Washington responde, el mes siguiente, con la reactivación de la IV Flota (desactivada en 1948, hace sesenta años...) cuya misión es vigilar la costa atlántica de América del Sur. Un mes más tarde, los Estados sudamericanos, reunidos en Brasilia, replican creando la Unión de Naciones Suramericanas (UNASUR), y, en marzo de 2009, el Consejo de Defensa Suramericano.
Unas semanas después, el embajador de Estados Unidos en Bogotá anuncia que la base de Manta será relocalizada en Palanquero, Colombia. En junio, con el apoyo de la base estadounidense de Soto Cano, se produce el golpe de Estado en Honduras contra el Presidente Manuel Zelaya quien había conseguido integrar a su país en el ALBA. En agosto, el Pentágono anuncia que dispondrá de siete nuevas bases militares en Colombia. Y en octubre, el presidente conservador de Panamá, Ricardo Martinelli, admite que ha cedido a Estados Unidos el uso de cuatro nuevas bases militares.
De ese modo, Venezuela y la Revolución Bolivariana se ven rodeadas por nada menos que trece bases estadounidenses, situadas en Colombia, Panamá, Aruba y Curazao, así como por los portaaviones y navíos de guerra de la IV Flota. El Presidente Obama parece haber dejado manos libres al Pentágono. Todo anuncia una agresión inminente. ¿Consentirán los pueblos que un nuevo crimen contra la democracia se cometa en América Latina?
Notas: (1) Discurso en el Encuentro del ALBA con los Movimientos Sociales de Dinamarca, Copenhague, 17 de diciembre de 2009.

Ignacio Ramonet
Enero de 2010

jueves, 15 de abril de 2010

O COSAL Coruña apoia a manifestación nacional de solidariedade con Cuba


LA ANEXIÓN DE COLOMBIA A ESTADOS UNIDOS
CubaDebate

Cualquier persona medianamente informada comprende de inmediato que el edulcorado "Acuerdo complementario para la Cooperación y Asistencia Técnica en Defensa y Seguridad entre los gobiernos de Colombia y Estados Unidos", firmado el 30 de octubre y publicado en la tarde del 2 de noviembre, equivale a la anexión de Colombia a Estados Unidos.
El acuerdo pone en aprietos a teóricos y políticos. No es honesto guardar silencio ahora y hablar después sobre soberanía, democracia, derechos humanos, libertad de opinión y otras delicias, cuando un país es devorado por el imperio con la misma facilidad con que un lagarto captura una mosca. Se trata del pueblo colombiano, abnegado, trabajador y luchador. Busqué en el largo mamotreto una justificación digerible, y no vi razón alguna.
En 48 páginas de 21 líneas, cinco se dedican a filosofar sobre los antecedentes de la vergonzosa absorción que convierte a Colombia en territorio de ultramar. Todas se basan en los acuerdos suscritos con Estados Unidos después del asesinato del prestigioso líder progresista Jorge Eliécer Gaitán, el 9 de abril de 1948, y la creación de la Organización de Estados Americanos, el 30 de abril de 1948, discutida por los Cancilleres del hemisferio, reunidos en Bogotá bajo la batuta de Estados Unidos los días trágicos en que la oligarquía colombiana tronchó la vida de aquel dirigente y desató la lucha armada en ese país.
El Acuerdo de Asistencia Militar entre la República de Colombia y los Estados Unidos, en abril de 1952; el relacionado con "una Misión del Ejército, una Misión Naval y una Misión Aérea de las Fuerzas Militares de los Estados Unidos", suscrito el 7 de octubre de 1974; la Convención de Naciones Unidas contra el Tráfico Ilícito de Estupefacientes y Sustancias Psicotrópicas, de 1988; la Convención de Naciones Unidas contra la Delincuencia Organizada Transnacional, de 2000; la Resolución 1373 del Consejo de Seguridad, de 2001, y la Carta Democrática Interamericana; la de Política de Defensa y Seguridad Democrática, y otras que se invocan en el citado documento. Ninguna justifica convertir un país de 1 141 748 kilómetros cuadrados, ubicado en el corazón de Suramérica, en base militar de Estados Unidos. Colombia posee 1,6 veces el territorio de Texas, segundo Estado de la Unión en extensión territorial, arrebatado a México, que después sirvió de base para conquistar a sangre y fuego más de la mitad de ese hermano país.
Por otro lado, han transcurrido ya 59 años desde que soldados colombianos fueron enviados a la distante Asia para combatir junto a las tropas yankis contra chinos y coreanos en octubre de 1950. Lo que el imperio pretende ahora es enviarlos a luchar contra sus hermanos venezolanos, ecuatorianos y otros pueblos bolivarianos y del ALBA, para aplastar la Revolución Venezolana, como trataron de hacer con la Revolución Cubana en abril de 1961.
Durante más de un año y medio, antes de la invasión, el gobierno yanki promovió, armó y utilizó las bandas contrarrevolucionarias del Escambray, como hoy utiliza a los paramilitares colombianos contra Venezuela.
Cuando el ataque de Girón, los B-26 yankis tripulados por mercenarios operaron desde Nicaragua, sus aviones de combate eran transportados hacia la zona de operaciones en un portaaviones, y los invasores de origen cubano que desembarcaron en aquel punto venían escoltados por buques de guerra y la infantería de marina de Estados Unidos. Hoy sus medios de guerra y sus tropas estarán en Colombia, no sólo como una amenaza para Venezuela sino para todos los Estados de Centro y Suramérica.
Es realmente cínico proclamar que el infame acuerdo es una necesidad de la lucha contra el tráfico de drogas y el terrorismo internacional. Cuba ha demostrado que no se necesitan tropas extranjeras para evitar el cultivo y el tráfico de drogas y mantener el orden interno, a pesar de que Estados Unidos, la potencia más poderosa de la tierra, promovió, financió y armó durante decenas de años las acciones terroristas contra la Revolución Cubana.
La paz interna es prerrogativa elemental de cada Estado; la presencia de tropas yankis en cualquier país de América Latina con ese propósito es una descarada intervención extranjera en sus asuntos internos, que inevitablemente provocará el rechazo de su población.
La lectura del documento demuestra que no sólo las bases aéreas colombianas se ponen en manos de los yankis, sino también los aeropuertos civiles y en definitiva cualquier instalación útil a sus fuerzas armadas. El espacio radioeléctrico queda también a disposición de ese país portador de otra cultura y otros intereses que nada tienen que ver con los de la población colombiana.
Las Fuerzas Armadas norteamericanas disfrutarán de prerrogativas excepcionales.
En cualquier parte de Colombia los ocupantes pueden cometer delitos contra las familias, los bienes y las leyes colombianas, sin tener que responder ante las autoridades del país; a no pocos lugares llevaron los escándalos y las enfermedades, como hicieron con la base militar de Palmerola, en Honduras. En Cuba, cuando visitaban la neocolonia, se sentaron a horcajadas sobre el cuello de la estatua de José Martí, en el Parque Central de la Capital. La limitación relacionada con el número total de soldados puede ser modificada por solicitud de Estados Unidos, sin restricción alguna. Los portaaviones y barcos de guerra que visiten las bases navales concedidas llevarán cuantos tripulantes requieran, y pueden ser miles en uno solo de sus grandes portaaviones.
El Acuerdo se extenderá por períodos sucesivos de 10 años, y nadie puede modificarlo sino al final de cada período, advirtiéndolo un año antes. ¿Qué hará Estados Unidos si un gobierno como el de Johnson, Nixon, Reagan, Bush padre o Bush hijo y otros similares, recibe la solicitud de abandonar Colombia? Los yankis fueron capaces de derrocar decenas de gobiernos en nuestro hemisferio. ¿Cuánto duraría un gobierno en Colombia si anunciara tales propósitos?
Los políticos de América Latina tienen ahora ante sí un delicado problema: el deber elemental de explicar sus puntos de vista sobre el documento de anexión. Comprendo que lo que ocurre en este instante decisivo de Honduras ocupe la atención de los medios de divulgación y los Ministros de Relaciones Exteriores de este hemisferio, pero el gravísimo y trascendente problema que tiene lugar en Colombia no puede pasar inadvertido por los gobiernos latinoamericanos.
No albergo la menor duda sobre la reacción de los pueblos; sentirán el puñal que se clava en lo más profundo de sus sentimientos, en especial el de Colombia: ¡se opondrán, jamás se resignarán a tal infamia! El mundo enfrenta hoy graves y urgentes problemas. El cambio climático amenaza a toda la humanidad. Líderes de Europa casi imploran de rodillas algún acuerdo en Copenhague que evite la catástrofe. Presentan como realidad que en la Cumbre no se alcanzará el objetivo de un convenio que reduzca drásticamente la emisión de gases de efecto invernadero. Prometen proseguir la lucha por alcanzarlo antes de 2012; existe riesgo real de que no pueda lograrse antes de que sea demasiado tarde.
Los países del Tercer Mundo reclaman con razón a los más desarrollados y ricos cientos de miles de millones de dólares anuales para costear los gastos de la batalla climática.
¿Tiene algún sentido que el gobierno de Estados Unidos invierta tiempo y dinero en construir bases militares en Colombia para imponer a nuestros pueblos su odiosa tiranía? Por ese camino, si un desastre amenaza al mundo, un desastre mayor y más rápido amenaza al imperio, y todo sería consecuencia del mismo sistema de explotación y saqueo del planeta.
6 de noviembre de 2009
Fidel Castro Ruz

Honduras: el imperio contraataca

La crisis hondureña finalmente se resolvió “por el lado malo”: la consolidación del régimen golpista y la institucionalización de las ilegítimas elecciones que tendrán lugar el próximo 29 de Noviembre. Ya la Casa Blanca ha declarado que los resultados del comicio serán admitidos como válidos lográndose así la normalización de la vida democrática y poniendo fin al “interinato” de Micheletti, eufemismo con el que desde un principio Washington caracterizó al golpe de Estado de la oligarquía hondureña. De este modo las groseras violaciones a los derechos humanos y los atropellos a las libertades democráticas que signaron toda la campaña electoral serán condenados al olvido. Este penoso desenlace había sido anticipado por diversos representantes de la derecha republicana, que impuso como una de sus condiciones para ratificar la designación de Arturo Valenzuela como Secretario de Estado Adjunto para Asuntos Interamericanos el pleno reconocimiento de unas elecciones que por sus insanables anomalías deberían ser declaradas nulas de nulidad absoluta. Tal como lo reportara Página/12 en su edición del 7 de Noviembre, el senador republicano por Carolina del Sur, Jim DeMint, retiró su veto a la candidatura de Valenzuela porque, según se encargó de comunicar a los medios, “la secretaria de Estado Hillary Clinton y el subsecretario, Thomas Shannon, me han garantizado que Estados Unidos reconocerá el resultado de las elecciones hondureñas, haya sido restituido o no Manuel Zelaya”.
Esta resolución de la crisis tiene un significado que excede con creces la política hondureña: marca el inicio de una nueva etapa, por cierto que involutiva, en la cual Estados Unidos retoma su tradicional política de apoyo a los golpes militares y a los regímenes autoritarios afines con los intereses imperiales y ratifica el carácter hipócrita y vacío de la retórica democrática permanentemente enunciada por Washington. Conviene aprender la lección: de ahora en más, democrático vuelve a ser todo régimen que se somete incondicionalmente a los designios norteamericanos; autoritario, populista o despótico será aquel que defienda su independencia y autodeterminación. Uribe y Calderón son demócratas, no importa si el primero viola flagrantemente los derechos humanos, mantiene estrechas relaciones con los narcos y los paramilitares y sabotea sin cesar los posibles acuerdos de paz y el canje humanitario que necesita Colombia para lograr su pacificación; o que el segundo despida de la noche a la mañana a 46.000 trabajadores de la Compañía de Luz y Fuerza del Centro y promueva una demencial militarización de la vida política mexicana. Chávez, Correa y Morales, en cambio, son populistas y autoritarios, peligrosos para sus vecinos, porque promueven diversas reformas sociales y siembran las semillas de la discordia en sus respectivos países. Aquí aparece una vez más la vetusta y falsa teoría conservadora que concibe a la lucha de clases no como producto de las contradicciones sociales inherentes al capitalismo, sino como la obra de un agente perverso que, dotado de inmensos poderes, introduce el virus del odio y el conflicto en sociedades que antes de su nefasta aparición sobresalían por la armonía de sus relaciones sociales.
Ante esta penosa retrogresión de la política exterior norteamericana son muchos los analistas y estudiosos de la realidad internacional que plantean la tesis de que la victoria de los golpistas hondureños expresa la declinación de la hegemonía norteamericana. A partir de esta constatación se termina por inocentizar a Barack Obama porque, supuestamente, pese a sus esfuerzos no pudo encaminar la crisis en Honduras hacia una resolución compatible con la institucionalidad democrática. ¿Hasta que punto es sustentable esta interpretación?
Hay dos cuestiones que deben ser examinadas: por un lado, la progresiva pérdida de capacidad hegemónica de Estados Unidos en la región. Por el otro, las iniciativas concretas tomadas por la Casa Blanca en el marco de la crisis hondureña. En relación con la primera, es preciso reconocer que si bien la superpotencia se enfrenta a una disminución de su capacidad de dominación y control sobre el sistema internacional, así como su gravitación económica global, no es menos cierto que esta tendencia no se traslada linealmente a América Latina y el Caribe. No sería temeraria, sino mucho más próxima a la verdad la hipótesis que dijera que ante una declinación relativa del imperio en la arena mundial aquél se aferra con más fuerza a lo que sus estrategas militares y diplomáticos consideran su patio trasero y su incuestionable entorno de seguridad territorial. No por nada esta región del mundo fue la destinataria de la primera concepción que la joven república norteamericana elaboró en materia de política exterior: la doctrina Monroe. Por lo tanto, la declinación global no necesariamente significa un deterioro equivalente en su capacidad de controlar su tradicional “zona de influencia”. Es indudable que el predominio que Estados Unidos tenía antes sobre sus vecinos al sur del río Bravo se ha debilitado; pero aún así está lejos de haber desaparecido. Y esto nos conduce al análisis del segundo aspecto señalado más arriba.
En efecto, ¿actuó Obama con todas sus fuerzas para resolver la crisis hondureña en una dirección coherente con los imperativos de la democracia y los derechos humanos? Definitivamente no. Sus iniciativas fueron vacilantes, expresión de las dos líneas que se disputan la formulación de su política exterior. Una, reaccionaria hasta la médula y profundamente influida por las necesidades y las estrategias del complejo militar-industrial y que encuentra en Hillary Clinton su más encumbrada vocera y, otra, mucho más difusa y dispersa, que desearía establecer relaciones más respetuosas con los países del área aún cuando esto no implique abandonar la presunción hegemónica del pasado, sino tan sólo un cierto aggiornamento de la misma y que encuentra su principal representante en el propio Obama. En esta pugna el presidente se vio claramente superado por sus rivales que, desde el principio, fueron capaces de imponer su estrategia en relación con la crisis desatada en Honduras.
Cabría preguntarse si esta interpretación no presta validez a la tesis declinacionista. De ninguna manera. Lo que sí queda claro es que Obama tiene un control apenas marginal del aparato estatal norteamericano. Sería por lo tanto más correcto decir que fue el ocupante de la Casa Blanca quien no pudo elegir otro rumbo, pero no Estados Unidos como potencia imperial. En otras palabras, se impone una vez más distinguir entre el “gobierno permanente” de ese país y su “gobierno aparente”, el que se simboliza en la figura del presidente. El problema es que el vaciamiento de la democracia estadounidense, un proceso que se ha venido desenvolviendo a lo largo del último medio siglo, hace que la figura presidencial tenga muy acotados sus márgenes de autonomía para intentar –en el hipotético caso de que así lo deseara- llevar a cabo una política contraria a los intereses del “gobierno permanente”, ese nefasto entramado de grandes oligopolios y sus lobbies, fuerzas armadas, políticos profesionales y grandes medios de comunicación que, como dijera Gore Vidal, mantiene secuestrada a la sociedad norteamericana.
Para resumir: la hipótesis de la declinación hegemónica queda desmentida cuando se observa que, a pesar de dicho debilitamiento, Washington se las ingenia para firmar un tratado de cooperación militar con Colombia que, como lo recordara el Comandante Fidel Castro Ruz días pasados en una de sus “Reflexiones”, equivale a una práctica anexión de ese país sudamericano a Estados Unidos. Si algo demuestra esta iniciativa es la formidable capacidad de presión, dominación y control que, pese a su debilitamiento, aún conserva el imperio. Es esa misma capacidad la que lo llevó a sacar rápidamente de la escena negociadora en Tegucigalpa al Secretario General de la OEA (cuyos planteamientos eran totalmente inaceptables para los golpistas) para sustituirlo con un viejo peón de la política estadounidense, Oscar Arias. Es esa misma capacidad la que lo lleva a sostener contra viento y marea el criminal bloqueo a Cuba, pese a que en la Asamblea General de la ONU esa política fue condenada por 187 de los 192 países que la integran, y defendida sólo por tres: Estados Unidos, su estado cliente Israel y la isla de Palau (20.000 habitantes), según la CIA un polígono de tiro de la Armada norteamericana en la Micronesia. O la que le permite prestar oídos sordos al reclamo universal de indultar a los cinco luchadores antiterroristas cubanos sometidos a inhumanas condiciones de detención en Estados Unidos gracias a una escandalosa burla al debido proceso; o mantener una infame prisión, violatoria de todos los derechos humanos, en la Base Naval de Guantánamo.
Si Obama hubiera demostrado la misma determinación para exigir la inmediata restitución de Zelaya en la presidencia otra habría sido la historia. Y tenía instrumentos a manos para hacerlo: podría haber decretado el transitorio bloqueo de las remesas de los inmigrantes hondureños residentes en Estados Unidos; o instruido a las empresas norteamericanas radicadas en Honduras que preparasen planes para su eventual evacuación; o congelado los fondos de los políticos del régimen y de la oligarquía depositados en bancos norteamericanos; o embargar sus fastuosas propiedades en la Florida. Son gestos para nada inéditos; casi todos ellos fueron utilizados por George W. Bush para frustrar la segura victoria de Schafik Handal, candidato del Frente Farabundo Martí de Liberación Nacional, en las elecciones del 2004 en El Salvador. ¿Por qué no se intentó algo similar en esta ocasión? Respuesta: porque la política del “gobierno permanente” de Estados Unidos dispuso otra cosa y el inquilino de la Casa Blanca se inclinó ante esa decisión.
Conclusión: no es que Estados Unidos no pudo modificar el resultado de la crisis hondureña sino que, más allá de las preferencias de Obama, la clase dominante norteamericana y sus representantes políticos en el aparato estatal no quisieron que fuera otro el desenlace de este conflicto, aún a sabiendas de las funestas implicaciones que esta decisión tendrá para la paz y la estabilidad política ese país centroamericano. En línea con la desorbitada militarización de la política hemisférica promovida desde los años de George W. Bush –y de la cual las siete bases concedidas por Uribe son apenas la punta del iceberg- el “gobierno permanente” de Estados Unidos optó por sostener a los golpistas en vez de apostar a la reconstrucción de la democracia. No se trató de una cuestión de incapacidad, sino de una elección estratégica concebida para reordenar manu militari el tumultuoso patio trasero del imperio en Centroamérica y para lanzar una ominosa señal de advertencia a los gobiernos de izquierda y progresistas de la región.
13 de novembro de 2009
Atilio Borón

martes, 30 de marzo de 2010

O doutor Martín Almada co COSAL Coruña


miércoles, 10 de marzo de 2010




Martín Almada: “EEUU recurrió a la Operación Cóndor para limpiar su patio trasero de progresistas”

“Fue un pacto criminal, que globalizó el terrorismo de Estado. Dejó 100.000 víctimas en América Latina”

Xornal.com
10/03/2010

El cóndor es una gran ave carroñera andina que, en los 70 y 80, sobrevoló América Latina en busca de presas. Cerca de 100.000 personas fueron asesinadas, torturadas o desaparecidas en las dictaduras que asolaron el continente. Entre ellos, Martín Almada. El delito de este paraguayo, premio Nobel Alternativo de la Paz, fue estudiar, ser profesor y firmar la tesis Paraguay: educación y dependencia. Con 22 años fue detenido y torturado. Tres años y medio después salió de prisión y comenzó a investigar. Descubrió un pacto criminal entre estados, auspiciado por EEUU: la operación Cóndor. “El Cóndor sigue volando”, asegura.

Fue detenido en el año 74, ¿qué recuerda de aquello?
Me detuvieron un 26 de noviembre del 74, después de presentar mi tesis en Argentina en la que defendía que la educación, en Paraguay, beneficiaba al poder y estaba al servicio de la dependencia. Fui secuestrado de mi oficina –era director de escuela–, y me llevaron ante un tribunal integrado por militares de Argentina, Brasil, Bolivia, Chile, Uruguay y Paraguay. Me torturó un militar chileno, el coronel Jorge Oteíza López, servicio de inteligencia de las Fuerzas Aéreas. Me vinculaban con los subversivos chilenos porque hice Sociología de la Educación allí. Yo no entendía por qué militares extranjeros me torturaban en mi país. Estuve durante 30 días. Torturaron a 1.200 personas, muchas en mi presencia. Luego me trasladaron a una oficina de Interpol, entre 43 presos políticos. Permanecí tres años y medio preso. Todos los sábados veíamos cómo nuestros torturadores, a cara descubierta, jugaban a ping- pong. Pero no conocíamos ni sus nombres ni sus apellidos.

¿Cuándo descubrió entonces por qué estaba allí y quién le había detenido?
Trajeron prisionero a un comisiario paraguayo. Su delito era tener un hijo estudiante y no haberlo denunciado. Él los conocía a todos. Yo quería saber dos cosas: primero cómo había muerto mi esposa, porque me habían dicho que se había suicidado; segundo, por qué militares extranjeros me torturaban en mi país. Este comisario me dijo: “Estamos en la guerra del Cóndor”. Eso fue en mayo del 75.

¿Cómo definiría usted esa operación?
En los archivos que descubrimos decía que el objetivo era “salvar a la civilación occidental del comunismo”. En la práctica es un pacto criminal entre esos seis países, que globalizó el terrorismo de Estado: intercambio de prisioneros, ejecución y persecución de comunistas. Pero en esa lista de comunistas estábamos todos. El Cóndor dejó más de 100.000 víctimas en América Latina: dirigentes sindicales, periodistas, jueces, fiscales, médicos, intelectuales, religiosos..a clase pensante de América Latina.

¿Pudo saber qué le pasó a su esposa?
Ella quedó detenida en la escuela, mientras a mí me torturaban en el tribunal del Cóndor. La llamaban para que escuchase mi llanto y mis alaridos. Ellos decían que tenía armas de destrucción masiva en un pequeño almacén. Con nuestro salario no llegábamos a final de mes y teníamos una pequeña cooperativa de consumo para los maestros. La policía militar convirtió los alimentos que teníamos allí en armas. “Si usted cuenta quién le dio las armas a su marido, los liberaremos a usted y a él”, le decían a mi esposa. Durante diez días le hicieron escuchar mis gemidos. En el noveno, le enviaron mis ropas ensangrentadas. Todos sabíamos que cuando caías prisionero, primero te cortaban las uñas, luego la nariz, la oreja... te iban mutilando. Le dio un infarto. Murió de dolor, a mí me dijeron que se había suicidado.

¿Cuándo descubre los archivos que explican ese pacto criminal?
Fue el 22 de diciembre de 1992. Hice una huelga de hambre y gracias a Amnistía Internacional recuperé mi libertad. Me fui a Panamá de exiliado político, la UNESCO me contrató y me trasladé a París. Allí seguí investigando. Cuando acabó la dictadura regresé y busqué los lugares del Cóndor. Así encontré tres toneladas y media de documentos que acorralan a todos los gobiernos militares de América Latina: Paraguay, Brasil, Argentina, Chile, Uruguay y Bolivia. Me costó 15 años de investigación.

¿Tuvo consecuencias jurídicas?
Sí y no. A todos los que eran torturadores los metimos en la cárcel, pero el Cóndor es un instrumento puramente militar. Donde fue muy útil fue en las denuncias presentadas en España. Así conocimos al juez Garzón. Entre las víctimas había un español y los documentos le sirvieron para ir a Paraguay y sentenciar a Pinochet, ordenar su detención en Londres durante 18 meses.

El Supremo ha admitido una querella contra Garzón por un presunto delito de prevaricación por investigar los crímenes del franquismo.
Gracias a Garzón, España apareció ante la opinión pública mundial como un ejemplo de Justicia Universal, un país líder. Esto es un gran retroceso, pierde imagen y prestigio. Para nosotros este caso no es contra Garzón. Se trata de que este juez ha tocado la herida de la memoria del pasado. No es solo franquismo, es fascismo. La violencia se instala de nuevo en Paraguay, en América Latina y en el mundo. El Cóndor sigue volando.

¿Se refiere a la impunidad con la que actúan muchos Estados?
Eso es una parte. El Cóndor representa la teoría norteamericana de el mundo para los EEUU. Por eso con la guerra de Irak se crearon centros clandestinos de detención en Europa.El Cóndor se ha instalado en todas partes, también en Europa. Lo que ocurrió en Honduras es el Cóndor. Lo que está ocurriendo actualmente en Paraguay es el Cóndor. Ahora el Congreso parece que va a enjuiciar a Fernando Lugo, pero eso será un golpe de Estado. Corremos el riesgo de que se repita lo de Honduras.

¿Cree que hay más documentos?
Sí. En abril de 1997 encontramos uno en el que un coronel paraguayo le escribe a un coronel ecuatoriano: “Señor, aquí le envío la lista de los subversivos paraguayos para que usted elabore la lista de los subversivos de América Latina.

¿Lo denunciaron?
Llevamos al juez ese documento y citó a declarar al coronel. Se asustó, porque suelen tener pocas luces, y comenzó a contar que quien sustituyó al Operativo Cóndor fue la Conferencia de los Ejércitos Americanos (CEA). En el 95, la CEA, con Pinochet, se reunió en Bariloche, Argentina, bajo la presidencia de Ménem para elaborar una lista de subversivos. En el 97, se reunió en Quito: en el 99, en La Paz; en 2001, en Santiago de Chile, con Lagos como presidente.

¿Qué papel cumple en todo esto EEUU?
El Cóndor nació de la mano de Kissinger. Para mí, él es el primer terrorista; Bin Laden es el segundo. Él dividió el trabajo. Pinochet tenía que limpiar el Ejército, la sociedad civil política de comunistas. El dictador de Bolivia Hugo Banzer tenía encargado limpiar la iglesia católica de comunistas. EEUU recurrió al Cóndor, siendo una gran potencia mundial. Después de la II Guerra Mundial, con la guerra del Vietnam, descuidó su patio trasero. Empezaron a emerger fuerzas progresistas en Guatemala, los sandinistas, Fidel, Perón, Allende... Y dijeron basta, por miedo.

¿Cómo detener todo esto?
Hoy hay dos potencias en el mundo. Una potencia imperial norteamericana y otra potencia que es la opinión pública. No hay una tercera fuerza, no hay una UE en defensa de los Derechos Humanos. Mi trabajo es denunciar a la opinión pública que el Cóndor sigue volando y hay que cortarle las alas.

domingo, 14 de febrero de 2010


Detienen a húngaro que espiaba para la CIA con fines de asesinar a Evo Morales

El militar húngaro Istvan Belovai, encargado de elaborar documentos para una célula terrorista neutralizada en Bolivia en 2009, daba información a la estadounidense Agencia Central de Inteligencia.
Según nuevos detalles de la investigación, ofrecidos hoy por el fiscal Marcelo Soza, a cargo del caso, la documentación era utilizada por el llamado Consejo Supremo que financiaba las acciones del grupo irregular abatido en un operativo en abril último.
El 16 de abril del 2009, la Unidad Táctica de Resolución de Crisis de la Policía boliviana irrumpió en el hotel Las Américas, en Santa Cruz, y sorprendió a un comando paramilitar.
En la operación perecieron los mercenarios europeos Eduardo Rózsa Flores (croata) -lider del grupo-, Michael Dwyer (irlandés) y Árpád Magyarosi (rumano-húngaro). También fueron detenidos Mario Francisco Tadic Astorga (boliviano con pasaporte croata) y Elod Tóásó (húngaro), quienes están en prisión preventiva en la ciudad de La Paz.
Los extremistas tenían planes separatistas y preparaban un atentado para asesinar el presidente boliviano, Evo Morales; reseñó Prensa Latina. De acuerdo con los nuevos elementos de la pesquisa, Belovai era un agente que tenía el seudónimo de Escorpión-B.
Las habilidades que adquirió durante la Guerra Fría le permitieron ser un asesor de estrategia militar y se presume que entabló relación con Rózsa Flores por medio de actividades en Europa, específicamente en los Balcanes. La afinidad que llegaron a tener ambos permitió incluso que ofrezca apoyo satelital para acciones específicas y financiamiento para el grupo terrorista.
La investigación preliminar de sus nexos determinó, además, que estaba preparando un plan denominado TH (Tree house o casa del árbol). Los datos fueron obtenidos de la revisión de una de las computadoras portátiles de Rózsa Flores, que tenía la carpeta de archivos Bel – Norte con varios correos electrónicos que intercambió con el agente Belovai.
La pasada semana, la fiscalía boliviana imputó al acaudalado empresario de Santa Cruz, Branko Marinkovic, quien se fugó hacia Estados Unidos, por financiar a la banda de Rosza Flores. De acuerdo con esa institución, el también ex presidente del Comité Cívico pro Santa Cruz, integró el Consejo Supremo que organizó el separatismo en la nación suramericana. En la acusación también se relacionan otros nombres como los también prófugos Alejandro Melgar y Hugo Achá.

Domingo, 14 de Febrero de 2010
Red Voltaire

martes, 19 de enero de 2010


Michelle Bachelet e os mapuches


¿Houbo e hai vontade política real por partes dos diferentes Gobernos democráticos de Chile para solucionar a chamada cuestión mapuche?
Inauguraba cun discurso a presidenta chilena en Santiago de Chile o Museo da Memoria e a irmá dun mozo mapuche recentemente asasinado pola policía, Matías Catrileo, berrou apulada nun poste da luz, para ser ben ouvida pola mandataria, que en Chile se violaban os dereitos humanos, ao mesmo tempo que guindaba uns papeis ao ar nos que se podía ler o seguinte: "En democracia se sigue torturando y a nuestro pueblo se sigue encarcelando". Contan as crónicas que a presidenta Bachelet, visibelmente sorprendida, despois de interromper o seu discurso e ficar en silencio durante uns segundos, replicou dicíndolle á irmá do asasinado que entendía a súa dor, "pero que en democracia se hace justicia y se hará justicia. Eso es lo que podemos asegurar". Divinas palabras. Porque nese momento Michelle Bachelet, presa ela mesma e torturada polo réxime de Augusto Pinochet, estaba acompañada polos tres primeiros presidentes chilenos democráticos que houbo despois do fascismo pinochetista, Aylwin, Frei e Lagos, que gobernaron Chile, respectivamente, entre os anos 1990 e 2006. E, como ben se sabe, o actual conflito mapuche, na súa máxima crueza, ten lugar e tempo: a partir de 1990 e no sul do país enfronta as comunidades mapuches con empresas forestais e agrícolas -algunhas delas multinacionais- pola propiedade das terras que os mapuches indíxenas consideran ancestrais e da súa propiedade. ¿Houbo e hai vontade política real por partes dos diferentes Gobernos democráticos de Chile para solucionar a chamada cuestión mapuche? Todo está a indicar que non. Hai uns meses a presidenta Bachelet negouse a recibir un centenar de líderes mapuches encabezados por Juan Carlos Curinao, xefe da comunidade mapuche. E eu lembro a un José Saramago dicíndolle a Michelle Bachelet en Madrid, nun acto oficial: "Hágame el favor de mirar a los mapuches, los chilenos más antiguos". Mais o tempo pasou e pasa, e a presidenta chilena, vítima ela mesma de Pinochet, cultivou sobretodo o silencio e a indiferenza. Cousa ben triste sendo ela.

Xoves, 14 de Xaneiro do 2010
Miguel Anxo Fernán-Vello