Páginas

viernes, 8 de octubre de 2010

43 anos


Chile, ese país con vista al mar

Los méritos literarios de Isabel Allende están fuera de cualquier discusión, pero es necesario hacer algunas consideraciones respecto del premio nacional de literatura. En todos los países en los que se da este tipo de premios se supone que se trata de un reconocimiento a toda una vida dedicada a la escritura, en ningún caso se asimila el posible éxito de ventas de una escritora o escritor al potencial general de las exportaciones, sean estas de cobre o de papas fritas, porque esto es confundir el culo con las témporas. Tampoco se suele hacer del premio la polémica del año, pero en Chile, como el presente es -terremoto incluido- bastante sucio, se remplaza entonces con la actualidad burda y banal que llena las televisiones y casi todos los espacios permitidos.
De cara al mundo hay que tapar un hecho, ocultarlo, negar su existencia, porque los 32 mapuche que sostienen una prolongada huelga de hambre, con más que evidente peligro de sus vidas, es algo que ensucia la actualidad protagonizada por una especie de debate intelectual burdo y banal. Para la mayoría de los chilenos, sean estos escritores, escritoras, o gente dedicada al deporte de la chilenidad, los mapuche no existen, y si por casualidad se acepta que están ahí desde antes de la llegada de los europeos, es para considerarlos, o bien molestos en tanto no asumen su rol de decoración “étnica”, o gente del campo cuyo único futuro es proporcionar mano de obra barata. Mapuchitas para el servicio doméstico, aunque las peruanas son más baratas, o mapuchitos para servir de “hombrecitos” que saben de jardinería, gasfitería, capan gatos y entienden de yerbas silvestres.
Durante doscientos años se ha ocultado, ignorado, negado, un hecho que forma parte de nuestra historia más sucia, y ese hecho es el expolio, el robo, la usurpación de las tierras pertenecientes a ese gran conglomerado humano llamado pueblo mapuche.
Desde la declaración de una independencia dudosa y amañada por los primeros hijos y nietos de encomenderos -¿se puede celebrar esto?- hasta la recuperación de una democracia diseñada por el corset de la dictadura de Pinochet, los reclamos a toda luz justos de los mapuche han sido ignorados o relegados al carpetón de los problemas que se solucionan con el tiempo, es decir hasta cuando desaparezcan como pueblo, como nación, como etnia, como parte del todo cultural americano.
Incluso durante los mil días del gobierno de Allende apenas se rasguñó el problema aplicando los beneficios de una reforma agraria que ignoró el sentir cultural de los mapuche, que omitió su especial relación con la tierra, con el hábitat imprescindible para la Gente de la Tierra.
A veces siento asco cuando, luego de unas rondas de pisco sour, rubiecitas y rubiecitos de todas las edades y pelajes sociales, manifiestan su orgullo de llevar algunas gotas de sangre mapuche en las venas. Entonces, “hay que llevar a este escritor, oye”, me invitan a su parcela o fundo en la región de la Araucanía, para que vea a los mapuche y esas cosas tan lindas que hacen en los telares. Si hay suerte -agregan- es posible que haya alguno tocando la trutruca.
Una huelga de hambre sostenida por más de una semana ocasiona alteraciones peligrosas en el organismo. Resulta evidente que una huelga de hambre mantenida por más de un mes lesiona de manera irrecuperable. Las alteraciones de ritmo cardíaco, de presión, aceleran la cercanía de la muerte, pero de la muerte de unos mapuche, de unos hombres y mujeres sobrevivientes de la Pacificación de la Araucanía –son muy porfiados estos mapuche -agregan- que se niegan a aceptar pasivos el final de su vida como pueblo despojado de una tierra sin la cual no saben, no pueden ni quieren vivir.
En el desierto de Atacama hay 33 mineros atrapados bajo una montaña. Son hombres valerosos que no deberían estar bajo toneladas de rocas si la empresa minera hubiera cumplido con las normas internacionales de seguridad laboral, que estarían con sus familias si en Chile la exigencia de cumplir con las normas no fuera considerada un atentado a la libertad de mercado. Esos mineros y la posibilidad legal -porque las leyes las hacen los patrones para beneficio de ellos mismos- de que la empresa no les pague los días que llevan sepultados, los días que permanecerán sepultados hasta que los rescaten, es parte del presente sucio de Chile, un presente inalterable desde el día en que la dictadura entregó al país a los caprichos del mercado, de ese mercado generador de fortunas dudosas como la del actual presidente. Y ese presente también ha sido ocultado, negado, o ignorado por todos los que han gobernado para mayor poder y gloria del mercado.
Da asco la epidemia de patrioterío burdo y banal que ha generado la tragedia minera. Da asco ver a sujetos como Leonardo Farkas, ese millonario de bronceado eterno made in Miami, de ricitos y porvenir político al estilo de Berlusconi o Piñera, regalando cinco millones de pesos a cada familia de los mineros atrapados, “sin intenciones políticas”, evidentemente. Cuando esos mineros sean rescatados -y deben ser rescatados cueste lo que cueste- , si a alguno de ellos se le ocurre insistir en un compromiso estatal que vele por la seguridad del trabajo, ¿le aplicarán la legislación anti terrorista?
Los mineros de Atacama, tal como el premio nacional de literatura, son parte de esa actualidad que tapa, oculta, niega, el presente más sucio, y ese es el largo presente de los mapuche.
Treinta y dos hombres del sur están en peligro de muerte porque piden la libertad de los prisioneros políticos de una democracia vigilada por los intereses de mercado. Piden el beneficio legal consagrado en un Estado de Derecho, piden que se les deje de aplicar la odiosa legislación anti terrorista que elimina la presunción de inocencia, y permite acusaciones de testigos encapuchados, juicios a puerta cerrada, tinieblas pseudo legales que los condenan a una toma de posturas radicales –y eso es lo que busca el Estado chileno- que justifique el exterminio, la “solución final” del problema mapuche.
En Chile, ese extraño país con vista al mar y atendido por su dueño, la actualidad inventada se come al presente cargado de suciedad e ignominia. Ahora, la actualidad serán los fastos del bicentenario, se babeará chilenidad en las fondas, hasta la mierda olerá a patriotismo, el bárbaro lema nacional “por la razón o la fuerza” será el himno aglutinador de millones de analfabetos sociales, y el en sur, en el profundo sur, los mapuche, la Gente de la Tierra, continuará su justa lucha negada, ignorada, oculta, reprimida, falseada por los paladines de la chilenidad que, según ellos, “llevan con orgullo gotas de sangre mapuche en las venas“.
Esos 32 mapuche que se juegan la vida en cárceles del sur, son la gente a la que cantó Ercilla cuando escribió sobre la tierra austral:
“la gente que la habita es tan altiva
tan soberbia, gallarda y belicosa
que no ha sido por rey jamás vencida
ni a extranjero dominio sometida”.

Luis Sepúlveda
Gijón, 3 de septiembre de 23010

miércoles, 6 de octubre de 2010

Comunicado das FARC

Gloria eterna al comandante Jorge Briceño, héroe del pueblo en su resistencia contra el opresor
Con profundo dolor, con el puño cerrado y el pecho oprimido de sentimiento, informamos a nuestro pueblo colombiano y hermanos latinoamericanos, que el comandante Jorge Briceño, nuestro bravo, altivo y héroe de mil batallas, comandante desde las épocas gloriosas de la fundación de las FARC-EP, ha caído, en su puesto de combate, al lado de sus hombres y al frente de sus responsabilidades revolucionarias, como resultado de un cobarde bombardeo al estilo de las blitzkrieg del ejército Nazi. Junto a él cayeron otros 9 camaradas a quienes también rendimos nuestro sentido homenaje.
Ha dejado de existir un hombre excepcional, de singulares virtudes personales, gran amigo y Camarada de extraordinario talento organizativo y militar. Un revolucionario ejemplar que dedicó por entero su vida a la causa de los humildes, maestro, preceptor y conductor de guerrilleros revolucionarios. Combatiente indoblegable, que durante más de cuatro décadas hizo morder el polvo de la derrota al ejército de los falsos positivos, aliado de los paramilitares, vasallo del imperio yanqui y enemigo jurado de los cambios sociales y de nuestro pueblo.
No nos quejamos. Como revolucionarios somos conscientes de los riesgos de una lucha como la que enfrentamos, obligados por las circunstancias, contra un enemigo implacable, en el tránsito por alcanzar la paz democrática con justicia social.
Nuestro compromiso con el cambio social y la Nueva Colombia no se doblega por los golpes que podamos sufrir en la lucha por conquistarla o por la caída en combate de nuestras unidades, que aunque nos duelen profundamente, también nos comprometen y estimulan a continuar adelante con mayor ahínco como homenaje a su memoria, a sus enseñanzas, a su ejemplo heroico, a su entrega y sacrificio.
Desde muy joven, "el Mono", como fraternalmente le llamábamos, abrazó la lucha revolucionaria. Siendo un campesino adolescente se vio envuelto en la vorágine de la violencia oligárquica contra el pueblo, que devino después del asesinato de Gaitán en 1948.
Desde 1968, empuñó las armas en defensa de su vida y de su pueblo. Aguerrido y audaz combatiente de primera línea durante toda su vida, fue, con Manuel Marulanda Vélez, Jacobo Arenas, Efraín Guzmán y una pléyade de revolucionarios, insigne constructor de las FARC-EP, por lo que siempre lo llevaremos en nuestro corazón al lado de ellos y de Jacobo Prías Alape, Isaías Pardo, Hernando González Acosta, Raúl Reyes, Iván Ríos y tantos otros que han ofrendado su vida en el altar de la patria por la liberación de nuestro pueblo de la opresión militarista y oligárquica, por una Colombia democrática con dignidad, paz y justicia social.
Pasado el tiempo, se borrarán y olvidarán todas las calumnias, comparaciones e infamias difundidas sobre él, por sus enemigos de clase, por los gacetilleros y pirañas informativas al servicio de la desinformación y la guerra mediática, y será recordado eternamente por su pueblo, por los revolucionarios y los guerrilleros, como uno de sus más resueltos y firmes representantes, ejemplo de lealtad al ideario bolivariano, dignidad, transparencia, espíritu de sacrificio y valor a toda prueba.
En instantes como el actual, con profunda emoción y plenas convicciones, el Secretariado, El Estado Mayor y la guerrillerada reiteramos nuestra fidelidad a la causa de las FARC - EP, firmeza con sus principios revolucionarios y bolivarianos de independencia, justicia, dignidad y cambio social, banderas que jamás arriaremos!
Informamos que el Comandante Pastor Alape, es nuevo integrante pleno del Secretariado del Estado Mayor Central. También que el Bloque Oriental de las FARC - EP se llamará a partir de la hoy "Bloque Comandante Jorge Briceño" que continuará el desarrollo de sus planes bajo el mando del Comandante Mauricio Jaramillo.
Una vez más, como desde hace 45 años lo hemos manifestado, reiteramos nuestra disposición a buscar la solución política del conflicto que logre abrir caminos de convivencia atacando y superando las causas que lo generan. Pero, en el entendido que iniciar un dialogo no puede condicionarse a unas exigencias unilaterales y a unos inamovibles, que como la historia reciente lo evidencia, todo lo que logran es dificultar cualquier intento de acercamiento.
A los combatientes revolucionarios del país los convocamos a redoblar la lucha y los esfuerzos por los objetivos de la libertad y los cambios. Los desesperados y mentirosos llamamientos de la oligarquía a abandonar nuestras convicciones, decisiones e ilusiones, solo pretenden llevar un mensaje de desesperanza a nuestro pueblo, que siente en las banderas de lucha guerrillera revolucionaria la posibilidad real de un futuro amanecer que lo reivindique y colme sus aspiraciones.
¡Gloria eterna a los héroes caídos en la resistencia al opresor!
¡Gloria eterna a todos los combatientes que han entregado su vida por la
causa de la liberación de nuestro pueblo!
¡Comandante Jorge Briceño, héroe de la Libertad, la Nueva Colombia, la Patria Grande y el socialismo: Presente, hasta siempre!
Secretariado de las FARC-EP
Montañas de Colombia, Septiembre 25 de 2010